domingo, 8 de enero de 2012

estandarte es el comienzo del juicio

ESTANDARTE ES EL COMIENZO DEL JUICIO


Isa 59:19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.

En la parábola del sembrador Cristo promete Tribulación (Mateo 13:21), persecución, tribulación. El dijo que por no tener raíces te vas a caer.
Aquí en Isaías también nos promete tribulación: “el enemigo vendrá como un río”
El evangelio no carece de guerra. También promete que el Espíritu levantará bandera, es decir, un estandarte.
Cuando el enemigo ataca a la ciudad de Dios, El levanta una bandera, levanta un estandarte, levanta un ejemplo, es decir, un patrón, una maqueta, una medida, levanta un ejemplo por el cual las naciones de la tierra serán juzgadas.
La intención del planeta tiene que ser entendida desde el punto de vista desde el principio, de no ser así nada en la historia tendría validez (desde Génesis).
Muchos misterios en la Biblia se omiten, Dios no habla de todo en la Biblia; solo habla de la salvación del hombre, la restauración de todas las cosas y de lo que se perdió en el jardín, de manera que hay que discernir por el espíritu, porque la mente natural no comprende el lenguaje de Dios. Pablo decía: no confiero con carne ni sangre, no mezclo lo que Dios me da, no lo analizo con los jugos gástricos de mis propias opiniones, no lucho con sangre y carne, no lo discuto con un hermano, no diluyo la verdad. La verdad no se diluye, la verdad es absoluta.

Efesios 6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

La verdad existe en ausencia de opiniones. Cuando escuchamos la palabra, nuestro espíritu nos comunica que las palabras decretadas son bíblicas, son de Dios, de aquí en adelante es nuestra responsabilidad ponerlas por obra.
El Reino de Dios comienza en nosotros, comienza en el mundo invisible, es decir, en nuestro interior, es el señorío de Dios sobre nuestras vidas. Esa sustancia de la palabra tiene que manifestarse.
El Juicio del Mundo ha comenzado, no del planeta o la tierra, sino del sistema en que se maneja la tierra, los reinos del mundo. Dios va a juzgar los mundos.
En el principio la tierra estaba vacía y en tinieblas (espíritu de maldad o actividad Satánica), y Dios “dijo”, y lo que dijo se formalizó, se enmarco. Sus palabras formo un marco que luego fueron creados. Hebreo dice que por sus palabras fueron los mundos creados (Heb 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía). Este espíritu corre a través de toda la Biblia. En Juan 1 dice que el verbo se encarnó, la palabra se encarnó. Todo lo que es palabra de Dios se materializa.

Cuando Dios vio caos en todo el universo, tinieblas y vacío en toda la creación, creo al hombre y lo puso en el planeta, donde estaba el cuartel general de Satanás. Fue en la tierra que Dios puso su mano y plantó un Huerto y creo al hombre. En medio del caos planto el huerto, en medio del cuartel general. Por eso el propósito del hombre no es ser salvo. Cuando el hombre fue creado no necesitaba salvación. El hombre fue creado para restaurar el caos. Si ese fue el propósito de Dios desde el comienzo ¿que nos hace pensar que vamos a salir corriendo de la tierra si aun ésta en caos? El propósito de la creación del hombre es restaurar el desorden de la creación.
Dios tenia un pensamiento: “voy a plantar un huerto, voy a crear un rey, un pequeño dios, lo pondré en el huerto, se multiplicara y restaurará el caos, con el ejemplo del huerto que le he dado”.
El problema presente se resume de forma siguiente: ¿Quién esta a cargo del planeta? No se trata de un gobierno unido en Europa, ni del dilema de una nación judaística, tampoco de un gobierno nacional. El conflicto se encuentra entre los poderes del Reino de Dios, es decir, los poderes del reino de tinieblas contra los poderes del Reino de luz, y la batalla es sobre la tierra.
Todo comienza de quien esta a cargo de la tierra, quien esta a cargo del hombre, quien domina a quien, quien reina sobre la humanidad. La desobediencia del hombre lo identifica automáticamente con el reino satánico.
Los principios de Dios prevalecen en medio de la ignorancia, porque la verdad de Dios es absoluta y no necesita nuestra opinión. Hasta que Dios no consiga dominio sobre todas las áreas del hombre el Reino no se ha establecido. El hombre no puede ser independiente, por eso Adán fue juzgado porque quiso “ser”, esto es la raíz del humanismo. El hombre que no respalda el Reino de Dios no es parte de él, por eso algunos solo son observadores, lo hacen desde afuera sin participar. Cuando un miembro de una iglesia no apoya el Reino de Dios, o no es parte del cuerpo, o es un miembro anormal. Es normal que los miembros del cuerpo obedezcan la cabeza.
Por ser parte del Reino de Dios debemos levantar un estandarte a través de la obediencia.
Dios construye una maqueta, “el huerto”, y en medio de él siembra el árbol del conocimiento, y le dice al hombre: “guarda el huerto, protege el lugar de nuestro encuentro, de compromiso, el lugar de pacto, ese es nuestro cuartel general, ese es el prototipo, esa es la maqueta, así ha de consumarse todo”
Si notamos bien, la Biblia comienza con un árbol y termina con un árbol; comienza con un río y termina con un río al final, hay paz eterna al comienzo y termina con paz eterna al final, relación de Dios y el hombre al comienzo, relación de Dios y el hombre al final, boda en el comienzo y boda al final. El final no es final sino el principio. Dios comienza por el final y luego comienza el principio. (ver: Gen 2.9; Apc 2,7; Gen 2,10; Apc 22,1; Gen 2,3; Apc 22,5; Gen 2,22; Apc 21,2).
La maqueta es el prototipo y todo lo demás debe ser acomodado o construido de acuerdo a la maqueta, es la piedra de ángulo o el ejemplo.
Dios marcó el planeta, el cuartel general de Satanás, con una maqueta, y le dijo al hombre, el rey de la tierra, no a cualquier hombre, sino al semejante a Dios: “Te he puesto sobre la tierra para que la sojuzgues”(los hombres son los reyes de la tierra, pero están reinando los que no son a la imagen de Dios), Los únicos que son dueños se quieren ir. Todas las sectas del mundo quieren apoderarse del planeta, pero los verdaderos herederos se quieren marchar.
Lo dicho al hombre era para que guardara la maqueta y que transformara el resto del mundo a la imagen de la maqueta, es decir, ser pionero, conquistarla, dominarla. La tierra estaba llena de tinieblas y el mandato primordial era salir del huerto y conformar el resto del caos y transformarlo al patrón de la maqueta.
Dios no retracta su palabra porque no hay nadie más alto que El. Nuestras doctrinas ha podido cambiar este propósito en nuestras mentes, pero en la mente de Dios el propósito sigue vigente.
El resto del mundo iba a ser juzgado de acuerdo a la maqueta (huerto), es decir, el resto del mundo tenia que cambiar, o ser juzgado de acuerdo al ejemplo de la maqueta. La maqueta expresa el ejemplo, Dios dice:” esta es la verdad, y todo lo que es mentira será juzgado de acuerdo a la verdad”. Por eso le dice al hombre que se encargara de esa misión.
En cualquier nación existe un libro (Constitución, leyes) que está lleno de criterios establecidos que dictamina en contra o a favor de los cuales la gente es juzgada. Nadie puede ir a una corte y ser juzgado sin haber un criterio establecido para el juicio. Debe haber entonces un estandarte, una ley o una norma por la cual el hombre deba ser juzgado, después de esto entonces se puede sentenciar. Si no hay libro o ley que lo juzgue, entonces es libre automáticamente.
Dios comienza con su primer juicio diciéndole al hombre: “si comes de este árbol ciertamente morirás” (Gen 2,17). Si comía del árbol seria un dios ante si mismo y seria juzgado. Si no comía del árbol dependía enteramente de Dios a través del árbol de la vida. El árbol de la vida entonces se convierte en el patrón. El hombre juzga, discierne y quiere conocer cuando ya sabia, quiere aprender cuando era sabio, intercambia la sabiduría de Dios por el conocimiento del hombre cuando come del fruto, cambia la revelación por el aprendizaje de la ciencia, cambia saberlo todo antes de que acontezca por la manifestación, reacciona, no actúa, porque no sabe lo que acontece hasta que lo ve. Antes de la caída (desobediencia) el hombre veía lo que podía acontecer y eliminarlo antes de que se manifestara.
Dios juzgo al hombre cuando Adán cayo, porque había un ejemplo, una maqueta, un prototipo, levantó un ejemplo para hacerlo. A través del ejemplo Adán fue juzgado, es decir, no se midió de acuerdo a la estatura que Dios manifestó. La estatura de la medida era la obediencia, Adán fue desobediente, obediencia lo juzgó.
Cristo es el segundo Adán, vino y se hizo obediente hasta la muerte, y por ser obediente juzgo a todos los hombres desobedientes. Somos salvos porque hubo un hombre que pudo ser obediente.
Obediencia es el Reino de Dios, desobediencia es el reino de Satanás. La desobediencia fue lo que interrumpió la administración del Reino de Dios en la tierra.
El Reino de Dios jamás se detuvo, porque aun el universo, ángeles, la naturaleza, etc., le obedecen, donde se manifestó desobediencia fue en el hombre, entonces en la tierra el orden divino de Dios fue interrumpido. Dios Reina en el cielo, en la tierra (planeta), en el infierno donde toda rodilla dobla, el único desobediente es el hombre.
Cristo es la simiente primogénita, se convierte en el patrón, a través de los cuales el pecado del hombre puede ser juzgado; pero aun falta los reinos del mundo.
No puede haber juicio sin existir un libro de leyes donde se pueda decir “tú no mides con la estatura”, o sea, no hay juicio sin estandarte.
Dios primero establece un estándar, un patrón, un ejemplo, una medida, un producto final por el cual si el hombre no se mide con el (producto) es juzgado.
Dios establece el estandarte, luego produce el juicio, porque el juicio es automático al medirse con el estandarte. La palabra dice: “las mismas palabras que has escuchado, ellas te juzgarán” (Juan 12,48).
Génesis 3,15 nos recuerda que Satanás recibió de antemano su sentencia. Satanás será destruido por la simiente de la mujer (la iglesia). Todos los que son de Cristo por fe se convierten en simiente de la mujer. El conflicto es entre la simiente de la mujer y la simiente de Satanás.
Ahora bien, Satanás no se puede procrear, ¿entonces como es que tiene simiente? La simiente de Satanás es iniquidad, desobediencia, es lo único que el reproduce en el hombre. La guerra es, la simiente de la mujer (la iglesia) en contra de la simiente de Satanás (el anticristo), es el cuerpo de desobediencia donde sea que se encuentre, mayormente en la Iglesia de Dios.
Satanás para detener la simiente trabaja desde adentro de la Iglesia a través de falsas doctrinas, porque el sabe muy bien que desde afuera no lo puede hacer (Mat 16,18).
Entonces, necesitamos una ley para poder juzgar los mundos, un libro de criterio para poder decirle a las naciones que no se miden con la verdad. Jamás existe un juicio sin manifestarse primero un estandarte.
La ley de Moisés fue un paréntesis para traernos a Cristo, El cumplió la ley. Esta ley era utilizada para juzgar a los hombres. Hoy no existe esa ley, porque la ley fue cumplida. Entonces cabria preguntar: ¿Con que juzgamos entonces al mundo? La Biblia dice que Dios juzgara el mundo. Pero ¿Lo hará sin Ley?
Dios es un Dios de principios, y desde el comienzo estableció que no hay juicio sin estandarte. De manera que sin el levantamiento de un estandarte no podrán ser juzgadas las naciones, y si no se juzgan las naciones, Cristo se mantendrá detenido en el cielo.
Cristo dijo lo siguiente: “Yo vine a cumplir la ley”. De manera que en Cristo por fe ya no tenemos que cumplir la ley, ahora El es la ley cumplida, el que cree en El se convierte en ley, y se llama la Iglesia. Cristo elevo la ley de la letra, extrajo los principios envasados en el libro y los encarno en su vida, y aquellos que Lo aceptan por fe comienzan a ser conformados a la imagen de Cristo convirtiéndose en el libro encarnado. Por eso Pablo dijo: “Tenemos que ser cartas abiertas leídas por todos los hombres” (2Cor 3,2).
La Iglesia entonces, se convierte en la Gloria de Cristo. Gloria es la palabra “Doxa”en el griego, que significa, parecer o exacta representación, es decir, exacta representación del Rey; el Rey es el verbo encarnado, la palabra de Dios.
La Iglesia debe convertirse en la encarnación de los principios bíblicos a través de la obediencia y no de la letra. No tenemos que tratar de manifestar el templo literal sino el espiritual. Por ejemplo, Cristo dijo: “has oído que se dijo no mataras”, y lo cambio diciendo: “si no odias no tendrás ese problema”; extrajo del libro la ley y la convirtió en un principio espiritual más alto que la ley, diciendo o declarando cual es la manera que se debe vivir. Elevo la ley de una posición física a una dimensión espiritual. Debemos ser testimonio para las naciones, pero testificando con nuestras vidas, no con palabras (Mat 24,14). Hay que pagar el precio de lo espiritual obedeciendo.
Si establecemos el Reino de Dios en nuestras vidas no vamos a tener los problemas que había en la ley. La ley era lo que juzgaba a la gente, era el estandarte. Con Cristo la ley se convierten en principios que deben ser escritos en corazones de carne.

Heb 12:25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
Heb 12:26 La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
Heb 12:27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.
Heb 12:28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;

Notamos en este pasaje que la voz de Dios tuvo un tiempo que conmovió la tierra, y cuando habla de conmover no especifica terremotos o desastres naturales. Los desastres naturales siempre los ha habido, así que, no puede ser terremotos. El prometió que “aun una vez” conmoverá la tierra, indicando la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles, el cual es su Reino (gobierno) de forma progresiva en la vida del creyente.
En el antiguo testamento, Dios juzgaba al hombre por su pecado, pero no hacia nada para eliminar la causa de su pecado. Cada vez que el hombre pecaba lo mataba. Pero ahora una vez más, fue a la Cruz, conmovió el pecado del hombre y también trato con el elemento que causaba el pecado destruyéndolo, el príncipe de las tinieblas, conmoviendo así una vez más los cielos y la tierra. Ahora el hombre no tiene excusa por el pecado, porque la razón del pecado fue tratada por juicio en la Cruz. Sin embargo, el hombre cree que tiene libertad amoral para existir porque no ve esa Cruz, la gracia, la ley escrita como estandarte, “la Iglesia de hoy”.
La Iglesia aun anda acarreando la ley en medio de la gracia, confundiendo disciplina con doctrina, conducta con dogma, llegando a conclusiones escatológicas que al máximo son especulaciones que la mayoría nos llegaron a través de hombres sin el espíritu de Dios y en contra de la palabra edificaron toda una doctrina no espiritual, paradigmas dañinos ocasionados por no entender el lenguaje del reino.
La ley ahora es espiritual.

1Pe 4:17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
1Pe 4:18 Y: Si el justo con dificultad se salva,
¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

El verso dice “POR”, es decir a través de la casa de Dios.
Hay que vencer, y para hacerlo hay que tener un obstáculo, por ello la palabra dice que los cobardes no entran en el reino (Mat 11,12;Apc 21,8), y no lo dice al mundo, sino al pueblo de Dios. Cobarde es el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, y no es el mundo porque ellos son ignorantes de la palabra.
Cuando dice: “si el justo con dificultad se salva, ¿en donde aparecerá el impío y el pecador?”, esta hablando de juicio.
La Iglesia ha utilizado erróneamente este texto, mencionando que el juicio es por las faltas del creyente. El Juicio comienza “por” la casa de Dios, es decir, comienza a través del creyente. El estandarte tiene que comenzar en la Iglesia para que el mundo sea juzgado. Esto no elimina el hecho de que Dios a quien ama disciplina, sino somos disciplinados no somos hijos. No podemos pagar la sentencia por nuestras culpas, ya fuimos juzgados, fuimos hallados culpables y Cristo pago la penalidad por mí, no necesitamos más juicio. Ya fuimos hallados culpables, por eso debemos descansar en la gracia de Dios.
La Iglesia es la primera que va a entender el juicio, es la primera en establecer un estandarte, es la que levantara el juicio para juzgar a los sistemas del mundo. Pero hay un problema: “el sistema del mundo se halla más alto que la Iglesia hoy”.
El mundo será juzgado por la Iglesia, no por su boca o por sus palabras, sino que será juzgado por el testimonio de los hijos de Dios.
Podremos juzgar al mundo solo cuando aprendamos a discernir el bien y el mal. Pero el hombre no fue creado para tomar decisiones, fue creado para que el mismo Dios tome las decisiones sobre lo que es bien y lo que es mal por él.
El hombre a lo bueno lo llama malo y a lo malo lo llama bueno, lo que le debe convenir no lo hace y lo que no conviene lo hace. Por eso el hombre guarda en vez de dar, porque no entiende que dar es más bienaventurado que recibir.
Dios le dijo a Adam: “No toques el árbol del discernimiento”, (Gen 2:16-17:” Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;

mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”).
Ahora bien, luego Cristo se convierte en el Sumo Sacerdote de nuestras conciencias.
Heb 9:9-11 …Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación…
Esta es la razón por la cual Cristo vino “Perfeccionar nuestras conciencias”.
Ahora, ¿Qué es la conciencia? Es el conjunto de pensamientos que disciernen el bien y el mal en el hombre.
Heb 9:14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Por más reglas humanas que se le impongan al creyente no tocaran su conciencia, por eso el legalismo no funciona, porque son normas externas y la conciencia es un mecanismo interno. Cristo debe reinar en nuestras decisiones. Donde el Rey reina hay reino. Y si en Rey reina ahora en nuestras vidas, el reino es hoy. Pero no es una teoría, debe ser un reino práctico y manifestado. No se refiere al culto de adoración, se trata de una vida regida por el carácter de Dios, ya que su reino no transgrede o viola su carácter.
Dios reina en amor, de manera que el amor debe reinar en sus hijos. Dios vive basado en dar, de tal manera que dio al mundo a su hijo, por esa razón un creyente que no es dadivoso no tiene el reino de Dios en su vida. Si el carácter de Dios en estas áreas por ejemplo no está establecido en la vida del creyente, entonces Dios no está reinando en ellas. Estamos siendo transformados, esa es la meta gloriosa, ser transformados a la imagen de Cristo.
El Reino de Dios no es un mensaje, no es un movimiento, es el carácter de Dios establecido en nuestras vidas.
Si no podemos obedecer a los hombres que verdaderamente representan a Dios no podemos obedecer a su reino, sino obedecemos lo que vemos jamás podremos obedecer lo que no vemos. Por ejemplo, si hacemos trampas en nuestro trabajo, escuela, comunidad, etc., jugamos a la escondida con el Espíritu Santo.
Mucha gente confunde el estandarte con hacer cosas excelentes. La excelencia es parte del reino de Dios, pero no el todo, tiene que ver con integridad, incluyendo hasta nuestras finanzas. Debe ser un ejemplo de vida, por ejemplo, llegar a tiempo a nuestro trabajo así como, llegar con igual prontitud al servicio en nuestras iglesias. Sin estandarte las naciones jamás serán juzgadas. Ellos no verán Apocalipsis, o Juan 3,16, etc., ellos verán nuestra forma de vida.
Se trata de un estilo de vida que manifieste el reino de Dios.
Mat 16:13-19 Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, comenzó a preguntarles a sus discípulos: -¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos respondieron: -Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o alguno de los profetas. Él les dijo: -Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondió Simón Pedro: -Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió: -Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos.

El Liderazgo no precisa de un titulo para tener seguidores. Las llaves son de los cielos no en los cielos, son para usarlas aquí. El tiempo del verbo en esta declaración afirma que todo lo que se ate en la tierra está ya atado en los cielos. Es decir, no que en el cielo se ata cuando lo atamos, si no que, lo que atamos según la orden de Dios ya está atado y desatado. Solo un problema, debemos descubrir lo que está atado y desatado. Solo lo podemos saber por revelación. Pero la Iglesia no quiere revelación, solo quiere información, quieren que la guíen, quiere doctrina.
El reino que está en los hijos de Dios es el que va a juzgar los sistemas del mundo, si el pueblo no diezma el reino satánico opera en sus finanzas. Ahora el diezmo no bendice, el diezmo es un deber del cristiano. Muchos robamos a Dios en las ofrendas, y si se puede robar en esto, quiere decir que las ofrendas no son voluntarias. (Malaquías 3,7-12). Es imposible que algo que sea voluntario entregar se le pueda robar a Dios. Pues entonces no es voluntaria la ofrenda, es una obligación.
Si no respaldamos económicamente el evangelio que predicamos, el mundo no va a creer en nosotros. Podemos vivir un evangelio ocupados en algo (conferencias, cultos, vigilias, etc.) hasta que El venga, o hacer una diferencia mientras el señor regresa viviendo de forma integra a Dios. Depende de la mentalidad, de gente seria, porque podemos vivir un estilo de vida religiosa que niega el poder de Dios mientras Cristo regresa, seremos salvos, no iremos al infierno, pero seremos unos siervos inútiles en la tierra. Delante de los hombres nos veremos bien, pero delante de Dios seremos incapaces de manifestar su reino.
El reino del mundo tiene sus principios y el que opera en ellos prospera, pero será condenado. Cuando le decimos a Dios que tiene permiso de reinar en nuestras vidas ya los principios del mundo no funcionan para nosotros, porque decimos por confesión “Señor reina en mi vida”, el Señor nos cree y por lo tanto nos rodea de sus principios los cuales debemos alcanzar por fe y operar en ellos para poder ser bendecidos, de manera que entramos al reino de Dios por nuestra propia decisión, El no nos obliga. (Juan 3,1-15)
Al entrar al reino de Dios por nuestra propia decisión el juego de leyes y principios cambian, y los principios del mundo para los hijos de Dios no serán ya operantes en nuestras vidas, solo los principios disponibles de Su reino.
Cancelamos la bendición de Dios y sus principios al tratar de operar con los principios del mundo en el reino de Dios, por eso no avanzamos.

Lo que recibió Pedro no fue por carne ni sangre, ni a través de una institución teológica, sino que le fue dado por revelación de que Jesús era el Cristo. Cristo a través de esta revelación edifico un estandarte, “Las puertas del hades no prevalecerán contra la Iglesia”. (Otro ejemplo: Ananías y Safira) Por no medirse con el estandarte fueron Juzgados.
Es imposible juzgar la falta de integridad en el mundo si en la iglesia estamos llenos de lo mismo. Hoy nadie le teme a la Iglesia porque no hay un estandarte con que medirse. Se nos ha dicho que no debemos juzgar (Mateo 7,1-6), pasaje que solo habla de la critica realizada a nuestros semejantes sin tomar en cuentas nuestras debilidades. La palabra misma dice que somos justicia (Romano 6,6; 6,18; 14,17; 2Corintio 5,21; 9,10; Efesios 4,24; 5,9; 1Juan 2,29; Apocalipsis 22,11) y el que está en Cristo ha cumplido la ley (Romano 8,3-4; 10,4).
La palabra dice que la ley saldrá de Sion (Isaías 2,3) y Sion es la Iglesia del Señor, la Jerusalén Celestial, la compañía de millares de ángeles, la congregación de los primogénitos (Hebreo 12,22; Apocalipsis 14,1), es decir, la ley ahora es la Iglesia.
Heb 12:22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
Y cuando dice que “os habéis acercado”, es que ya estamos en el monte Sion, que somos la Jerusalén Celestial, y además, para afirmar aun, dice que somos “la congregación de los primogénitos.
Ahora bien, Pedro discierne que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, El entonces le dice a Pedro: “te entrego unas llaves”, de las cuales hemos prostituido, diciendo: “yo ato en el nombre de Jesús”, y en verdad no ocurre nada. Luego nos preguntamos ¿Qué pasó que nada se ató?
Cuando nuestro juicio sea tan exacto en el espíritu como lo fue en el de Pedro, lo que atemos o desatemos es aquello que está atado o desatado en el cielo. Cuando logremos discernir lo que Dios esta discerniendo, cuando veamos lo que Dios está viendo, cuando nos haga llorar lo que a Dios le hace llorar, cuando nos haga reír lo que a Dios le hace reír, cuando sintamos lo que Dios está sintiendo, entonces es cuando las llaves funcionan, cuando estemos a la par discerniendo con Dios lo que El discierne.
En este tiempo Dios está estableciendo gobierno Apostólico y Profético, y todo mensaje que fluya con eso será más ungido que todos los demás, ya que estos ministerios han sido quitados del cuerpo de Cristo por la Religión, y la Iglesia se sostiene sobre estos fundamentos (Efesios 2,20).
Cuando fluyamos con Dios podemos atar o desatar lo que El esta atando o desatando, cuando veamos con los ojos de Dios, en otras palabras, cuando Dios reine en nosotros es que podemos usar efectivamente las llaves del Reino.
Cuando Dios controle nuestros mensajes, entonces, estos serán ungidos.
En otro sentido, cuando discernimos lo que Dios discierne, entonces Su gobierno, Su influencia y Su autoridad serán nuestras llaves.
Hasta que no reconozcamos lo que Dios está reconociendo, no vamos a levantar un estandarte. Hay que poner prioridad en lo que Dios pone prioridad.
No hay otra forma de mostrarle al mundo que la ley de Dios funciona si no la manifestamos en obediencia.

Joh 15:18-19 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
No pertenecemos al sistema del mundo, por lo tanto el mundo debe aborrecernos. Hay creyentes que para identificarlos como tal hay que verlos con la Biblia debajo del brazo, no son aborrecidos, ni sienten aborrecimiento por el mundo. Y aun peor, ni siquiera en sus trabajos saben que son creyentes.

Joh 15:20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor.(B) Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Joh 15:21 Más todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
Dios nos promete persecución, y el mundo no nos conoce es porque no hemos manifestado el estandarte, creen que somos otra secta religiosa. Si el mundo supiera que somos enviados de Dios obedecieran o nos perseguirían, el problema es ¿quién tiene la verdad? Nadie va a saber quien tiene la verdad hasta que esta se manifieste en la vida del creyente, ese es el estandarte.


Juan 15:22-27 Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron.(C) Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Ya no hay escusa para el pecado, porque el verbo fue manifestado. Si no se llega a manifestar el estandarte de juicio en Cristo el hombre no sería pecador, porque, ¿Qué es pecado sin un estandarte de obediencia? Cristo manifestó el estandarte no fue por lo que predico, sino por lo que hizo, por ello nadie sabía que se podía vivir distinto hasta que vieron el estandarte manifestado en Cristo. Pero como lo vieron manifestado el ejemplo de cómo se vive en la tierra, fuimos juzgados pecadores.
Cuando vino el consolador, el cual procede del Padre, dará testimonio de Cristo, a través de los creyentes. Nuestro llamado es testificar que la verdad funciona, y no con palabras, sino con ejemplo vivo (testimonio), como por ejemplo, demostrarle al mundo que es más bienaventurado dar que recibir.
La bendición de testificar la multiforme sabiduría o los misterios de Dios deben ser administrados para que las potestades entiendan que tenemos un sistema superior (Efesios 1,3-14). Debemos levantar el estandarte que juzgue a los principados del mundo para poder derrotarlos.
Hasta que no haya un espíritu Paternal en la tierra homosexualismo seguirá existiendo. Hasta que no manifestemos un espíritu de amor en la Iglesia para amar al prójimo el suicidio seguirá existiendo. Hasta que no cuidemos a las jovencitas y de las madres solteras seguirán ocurriendo los abortos. Para eso vino el espíritu Santo a reposar en el creyente (Lucas 4,18), no para danzar en la iglesia y tener un buen culto, para luego salir a nuestras casas y seguir el mismo estilo de vida. ¡Es tiempo de sobriedad!

1 Corintios 6,1-3 ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?
Salomón dijo: “Da a tu siervo un espíritu entendido para juzgar a Tu pueblo” (1 Reyes 3,9) No pidió dinero, no pidió vida eterna, lo que pidió fue capacidad de juicio para discernir. Dios le entrego esa capacidad y añadió lo que no pidió.
Para eso es la Iglesia, para juzgar el caos que hay en la tierra desde génesis.

Tenemos que levantar una medida. La Iglesia no es la congregación que se une en un sitio determinado, eso es parte; la Iglesia es el Cuerpo de Cristo operando donde quiera que se encuentre, sea en el trabajo, escuela, mercado, guardería, etc., allí tiene que manifestarse el estandarte, sea de vestimenta, de excelencia, de finanza, de elocuencia, de inteligencia, de integridad, etc.. De todos los reinos del mundo la Iglesia tiene que ser superior, porque tenemos mejores principios. El ejemplo de la Iglesia tiene que ser superior al ejemplo de los inicuos. Si servimos a Dios y nuestros vecinos a Satanás, ¿cómo explicamos que ellos anden mejor que nosotros?, lo seguro seria, que ellos obedecen al 100% sus principios y nosotros no obedecemos a los nuestros. Si los principios de Dios no funcionan, entonces, guardemos la Biblia y quedémonos en casa. Mientras aplicamos y manifestamos los principios vamos mejorando, no solo la parte física, natural o económica, sino tanto mejor la prosperidad del alma, a la forma cómo puedo operar en la tierra, a la bendición y la paz que entra en nuestros hogares, a la relación que mejora en nuestros hijos y nuestras familias, al respeto que nos ganamos ante las naciones, ante el ejemplo que doy a mi familia y al que no conoce a Dios, y seguimos de gloria en gloria….


Heb 5:13-14 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;(F) pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.


La “palabra de Justicia” es la manifestación de la justicia de Dios. El creyente que se alimenta de leche, que es niño, inmaduro, que no tiene profundidad en el reino de Dios, no es capaz de manifestar la justicia que carga por dentro.
Hay lugares en el mundo espiritual o ciertas confrontaciones donde el que es niño no pueden participar.
Y si no fuera por causa de los elegidos los tiempos no serian acortados, porque hasta los elegidos serian engañados. Y si somos de esos creyentes que solo ocupamos espacio hasta que Cristo venga es posible que caigamos.
La palabra que pone presión, la palabra profunda es para los que alcanzan madurez. La madurez se alcanza, no llega con el tiempo, porque la madurez es la aceptación de nuestra responsabilidad.
Hay niños que son maduros y hay hombres que son niños. La gente inconstante en la iglesia son personas inmaduras, aunque lleven toda una vida en la Iglesia.
Hay ministros inmaduros, que si no los saludan se enojan. Si no se les da participación en un servicio se enojan.
Estamos en un tiempo en donde no hay tiempo para estar saludándonos.
Los maduros son los que tienen los sentidos ejercitados. No son los que oran más que los demás, no es el que tiene la capacidad de ayunar por más largo periodo de tiempo. Es el que usa la palabra, el que tiene percepción externa, el que es práctico para discernir el bien y el mal, es decir, el que tiene el reino de Dios establecido en su vida y lo manifiesta. EL QUE LEVANTA EL ESTANDARTE.
Elaborado por renny Finol (predica Rinaldo Texidor)

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